UNA TARDE EN BUENAVISTA DEL NORTE
a Candelaria Villavicencio
en la plaza
ningún fuego ningún viento
solo una sombra alegre
y el relato de una casa
con ventanas torcidas
en el bar
nadie dejó la huella que seguimos
entre muros y plásticos de invernaderos
entre cardones y estiércol
hasta la playa rocosa
donde un torpe ulises
batalló contra el océano
donde circe nos sedujo
con un rescoldo del mar
y brevas de su huerto
donde penélope
cansada de esperar
(y aflojada por las cervezas)
resolvió un asesinato
y nos invitó después
a un viaje en furgoneta
por la pasión y los desprendimientos
en busca de la historia de la verdad
LA GRACIOSA, 2019
“Premio de Poesía Inocencia Páez 2019”
sobre las olas
al límite del aliento
una isla enredada en luz
se precipita hacia la noche
barcos de sal
desatan nudos del tiempo
rescatan del agua
una tierra incierta azul
cada vez más cerca
bajo jirones de nubes
el mar el mar
refugio de peces
es hora de descubrir la soledad
de alcanzar la orilla amable
donde el viento horada rocas
talla y pule el risco
hasta ver de nuevo el mar detrás
detrás del sueño
es hora de respirar la libertad
la arena dulce del silencio
LA MAREA CRECIENTE
alrededor del castillo
la marea sumerge
descubre el ardor
de cuatro jinetes esquivos
no cruzaron estepas
estos caballos de fuel
sus largos cuellos sus herraduras
vigilan el mar
ante las olas crecientes
hacia lo inexplorado trotarán un día
un día
trotarán hacia
trotarán hacia un horizonte de ausencias
trotarán hacia la luna
EL MAR, EL MAR
Esta tarde ensordece el rugido de nuestro viejo mar con alzheimer que no recuerda nuestros nombres, ni los de aquellos que se hunden cada día en él con sus pies negros como el agua pero que clama siempre por Ulises, por Penélope, por Circe en cada ola…
Foto:Marisa García Maderal