IGNACIO NEGRÍN

"SIN TÍTULO"

Mas yo que al turbio elemento
tendí ya mis alas bellas
no vivo sino oigo en ellas
crujir el vigoroso viento.
La tierra y su orgullo vano
me causan mortal hastío;
pero el mar... ¡Oh! ¡El mar es mío!
Mi patria es el océano.


Tus límites inmensos que abarca la tormenta
no puedes traspasarlos en tu soberbio ardor;
y el soplo que tus senos convulsos alimenta
se extingue al raudo soplo que emana del Señor.
Tú tienes tu lenguaje, tu música, tus ruidos,
que expresan misteriosos tu insólito anhelar;
si ruges, en los montes retumban tus bramidos,
si lloras, en las playas rubricas tu pesar.
Yo entiendo tu lenguaje; yo al canto de tus olas
mis penas incesantes, océano, arrullé,
y al ver como en la tarde tu espuma tornasolas
el velo de una virgen sobre tu faz miré.
Yo soy de tus susurros la triste melodía,
la misteriosa endecha con fe a reproducir:
de tu furor los ecos cuando en la noche umbría
desciende la centella tus senos a entreabrir.
Mecido en los espacios sin límites que encierra
tu vasta superficie desde mi infancia fui,
trocando por tus ondas la afortunada tierra,
aurífero y ameno vergel donde nací.
De mi almenada villa los toscos campanarios
lo vi del horizonte perderse en el dintel,
y en su lugar tendidos tus campos solitarios
sin límites inmensos, siguiendo mi bajel.

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